Cuando empecé a escribir esta entrada pensaba más que nada en mis rodillas. Quizás también en las canas pero sobre todo en mis rodillas. Ahora también pienso en el siguiente anuncio de Visa que me mandaron hace unos días:
Definitivamente hay gente que no lleva bien el paso del tiempo y todo lo que hace no sirve sino para empeorarlo. Ese parece ser el caso de la mayoría de actrices de cine que hasta hace no mucho me parecían guapísimas y ahora me parecen poco más que muñecas de porcelana, sin la menor gracia, por no decir payasos (por los maquillajes exagerados) ya que estos no tienen la culpa de nada.
No sé si llevará bien el paso del tiempo o no la persona a la que escuchaba el otro día decir que nadie sabe realmente lo que es ser viejo; que uno dice: "sí debe ser así, o asado" pero hasta que no llega a la vejez no lo sabe realmente. Bueno, yo personalmente creo que debe ser como cuando uno se hace adulto. Frases que hasta entonces no tenían mucho sentido o tenían un sentido matizable, ahora lo cobran. Incluso aunque tú no estés de acuerdo con ellas, pero sí que entiences el motivo por el cual se suele decir esto o aquello. De hecho, creo que alguna vez he debido escribir sobre una experiencia similar en el blog.
Pero para no divagar demasiado, nos centraremos en mis rodillas que padecen actualmente algunos de los excesos a los que las he sometido en los últimos (quizás muchos) años. El primer exceso es evidente y es el de peso: nunca he sido un alambre. El segundo es el de cierto tipo de deporte. Aunque esto tiene también su lado positivo. Me decía el fisioterapeuta al que fui a finales del año pasado que tenía la musculatura alrededor de la rodilla tan tensa que esta apenas tenía movilidad. Tienes la rótula completamente hipomóvil, me dijo. Así que nada, vayan ahora mismo los dolores de rodilla por una forma física algo mejor de lo que era.
A pesar de todo, la edad puede que tenga algo que ver también. El Mog-ur de "El clan del Oso Cavernario" tenía 35 años, era todo un anciano en el grupo y ya padecía de dolores articulares. Y es que tampoco hay que olvidar que hasta no hace tanto tiempo, la esperanza de vida de una persona se cifraba precisamente en 35 años. Hoy en día y en España todavía más, la esperanza de vida sobrepasa los 80 años. Pero puede que nuestros ancestros sí nos hayan dejado ese tipo de herencia. Un médico con el que juego los jueves me decía no hace mucho, que a nuestra edad ya son típicas ese tipo de dolencias.
Y es que el cuerpo cambia; se producen cambios físicos a los que hay que acostumbrarse porque nos irán acompañando a lo largo del camino. Siendo yo un niño, le preguntaba a mi padre por qué los pelos de su pecho eran blancos. Los míos, es posible que me lo pregunten dentro de unos años porque ya han empezado a clarear. Pero lo fundamental de todo es que esos cambios son buenos. Esos cambios significan que todo va por el buen camino, por donde se supone que deben ir las cosas. Por este motivo me horrorizo tanto cuando veo a esas chicas artificialmente jóvenes cuya nueva belleza es cuestionable y además gritan a los cuatro vientos que ya han perdido la batalla contra la edad. Otros seguimos luchando y otras, como Sofía Loren, la ganaron hace ya mucho tiempo :-).
Un saludo, Domingo.
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