lunes, 24 de agosto de 2009

Bocadillos, Mirinda y Kofola

Bocadillos, Mirinda y Kofola, eso supongo que será lo que recordarán mis coetáneos de Bratislava de sus cumpleaños infantiles a poco que se parecieran un poco a los míos y supongo que a los de muchos otros. Ciertamente nosotros le dábamos a la Coca Cola en vez de a la Kofola pero por lo demás debería ser lo mismo.


Este año, podría haber celebrado mi cumpleaños con un par de bocadillos y mi vasito de Kofola pues todavía queda un resto en la nevera. La Kofola es el refresco de cola y algún tipo de planta local (supongo) que ha conseguido resistir bastante bien el paso del tiempo. Y la verdad es que no me extraña porque a mí me gusta más. Es menos dulce y tiene menos gas que las alternativas globales pero a mí me gusta más.

En cualquier caso, este año no he optado por esa combinación. Por la mañana opté por un sandwich, posiblemente de pavo, con el que amablemente Austrian Airlines me felicitó. Pensaba yo que con un poco de suerte alguna de las dos compañías se daría cuenta de que era mi cumpleaños y me harían volar en clase Business como había pasado dos semanas antes ... pero no. Parece que el regalo de cumpleaños ya me lo habían hecho y yo no había sabido reconocerlo. Eso sí, me dejaron en Bratislava antes que nunca, lo cual tampoco es de desdeñar.

Ese día estuve también a punto de salir algo más temprano pero a última hora me pilló por banda un compañero y terminé sobre las 7. Y a las 7 y algo estaba en el apartamento sopesando cómo celebraría mi cumpleaños (antes de que me cantaran el "Cumpleaños Feliz" por el teléfono). Al final decidí que me iba a hacer una cena especial: Pisto con salchichas.

Y es que los del Lidl son la caña. Alentados por el éxito que supuso el plagio de los callos como goulash bratislavo, intentaron hacer lo propio con el pisto, aunque con menos éxito. Ciertamente tenía un aire pero estaba menos logrado. Las salchichas estaban buenas, eso sí, pero probablemente para que uno no pensara en que aquello no era pisto del bueno :-).

Así que con mi latita de algo que no sabía lo que era y que resultó ser pisto con salchinas, con unas buenas tajadas de sandía y un buen caldo de plátano, manzana y melocotón para regarlo todo y brindar a la salud de lectores y no lectores del blog :-).

No sé si alguien estará pensando que se trata de una celebración un tanto pobre para un cumpleaños pero la verdad es que no. Recuerdo ahora mismo un cumpleaños que pasé junto a mi padre arreglando el autobús. Si no recuerdo mal, aquel día no comimos porque parecía que se iba a tardar poco en arreglarlo y al final llegamos a la casa a las 11 de la noche. Entonces fue cuando mi madre me felicitó y yo caí en que realmente era mi cumpleaños.

Y recuerdo también que en Chicago, la otra gran experiencia en cuanto a asignación de trabajo fuera de Málaga, también celebré mi cumpleaños de forma un tanto sui-géneris. Si no recuerdo mal, pues ya la memoria me falla, no supe casi hasta el último segundo si lo iba a celebrar o no. Todo dependía de si aquel ¿jueves?, no, parece que era martes; pues dependía de si aquel martes íbamos a salir a cenar por ahí o bien lo dejaríamos para otro día. Al final fuimos al Hooters, por lo que se puede decir que no fue precisamente igual al cumpleaños del otro día aunque fuera más o menos parecido durante la mayor parte del día :-). Por cierto, ¡¡¡qué buenas estaban las alitas de pollo del Hooters!!! ... las camareras también pero todo el mundo sabe que yo no me fijaba en esas cosas :-P.

Así que, en resumen, no me quejo por la celebración de cumpleaños de este año. Ya me desquitaré el próximo ... o este mismo fin de semana :-).

Un saludo, Domingo.
P.D.: Se me olvidaba indicar, si no lo había hecho antes, que la Mirinda también sigue vendiéndose en Bratislava. Ese es el motivo por el cual podría haber celebrado mi cumpleaños con bocadillos, Mirinda y Kofola.

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