Esta mañana me he levantado más o menos a la misma hora que todos los sábados. He cogido una mochila que regalé a mi hermano hace un par de años tras comprarla en un rastrillo de Bruselas y he metido las cosas del fútbol. También he cogido el móvil por si me llamaban para comunicarme que había aparecido la maleta y justo en ese momento me he dado cuenta de que tenía puesta una alarma repetitiva, la alarma repetitiva que todos los sábados me debía recordar, aunque nunca me hacía falta, que tenía que recoger a mi tío.
Esta mañana he borrado la alerta semanal; mi tío murió el martes mientras yo estaba en Bratislava. Creo que alguna vez he contado que era esquizofrénico pero no sé si conté que la enfermedad y las cosas que hacía bajo ella, le había provocado un serio deterioro físico. De vez en cuando lo tenían que ingresar y con cada ingreso mi madre se iba preocupando más e iba presintiendo lo que iba a pasar.
Hará un par de semanas, sufrió su último ingreso. Primero fue un ingreso rutinario y luego algún tipo de infección no se sabe muy bien si virulenta o solo violenta acabó con el resultado previsto ya hace tiempo por mi madre y mi otro tío. Yo, sinceramente, pensaba que todavía le debía quedar algún ingreso más y que reaccionaría en cuanto le pusieran el antibiótico adecuado. Pero se ve que estoy perdiendo el poco ojo clínico que tenía.
El martes pasado, mi padre me escribió por el messenger; serían sobre las 2 de la tarde. Me dijo simplemente que la doctora no daba muchas esperanzas pero poco más. La realidad, que yo no sabía, era que ya el día anterior la doctora había dicho que algunos órganos empezaban a fallar empezando por el corazón que empezaba a latir con mayor frecuencia y los pulmones, que funcionaban a un ritmo menor. Ya entonces se sabía que sería cosa de días si no horas.
Yo, como no sabía nada, llamé por la tarde a mi casa de forma rutinaria. No respondió nadie. Llamé a casa de mi tío y obtuve idéntico resultado. No le di mayor importancia pues pensé que debía ser la hora en la que se estarían relevando en el hospital dejando ambas casas vacías. De todas formas, no sé si por si acaso, llamé a mi prima y en su casa ya me dijeron que mi tío había fallecido esa tarde. La verdad es que en ese momento no es que se me viniera el mundo encima pero sí que sentí un duro golpe, el de pensar cómo estarían mi familia en general y mi madre en particular, que ya hacía tiempo que lo presentía. También acabé lamentando no haber ido a verlo la última vez que estuve en Málaga pues llegué a casa casi a las nueve y además de que tampoco me apetecía en exceso, pensé que ya sería tarde para acercarme a la habitación. Sabía que aquello era completamente ilógico pero no podía evitarlo.
Volviendo al teléfono, aparentemente no habían querido decirme nada, aunque la verdad es que no termino de verle el sentido pues la única diferencia hubiera sido que me hubiera enterado probablemente al día siguiente después del funeral. Pero bueno, eso ya tenía poca solución. La verdad es que me encontré más afectado de lo que pensé que estaría llegado el momento. En ese momento se puso mi abuela (no la madre de mi tío sino la otra) al teléfono. Solo pude hablar con ella un par de frases porque simplemente de pensar que ella lo había conocido cuando era solo un niño y ahora le sobrevivía ... de hecho otra persona más a la que sobrevive. Eso no hace sino aumentar la pena y las penas que la pobre tiene. Con casi 90 años, 89 que cumplirá en septiembre, menos mal que todavía le queda la biznieta para darle alguna que otra alegría.
Como digo, solo pude intercambiar un par de frases. Tras ello le pedí a mi novia que hablara con ella pues yo no podía. Tras esta primera conversación llegaba el turno de hablar con alguien de mi casa y la duda de si llamaba a mi madre, a mi padre o a mi hermano. Al final me decidí por mi hermano quien, supongo que además estará más acostumbrado a estos casos. Le pregunté qué tal estaba mi madre y al decirme que bien ya se me compuso algo el ánimo. Me pasó a mi madre y efectivamente se encontraba bien de ánimo. No sé si además estaría bajo el influjo de algún tranquilizante pero supongo que también es el resultado directo de esperarse el desenlace. Gracias a esto pude hablar con ella prácticamente con normalidad.
Por la noche recordé que no había telefoneado a mi otro tío pero ya lo dejé para el día siguiente, más por tener el ordenador apagado que por pensar que mi tío pudiera estar acostado pues sabía positivamente que no sería así. Al día siguiente hablé con él y me comentó que era él el que estaba allí cuando murió. Lo notó muy quieto, le tomó el pulso y ... Me contó también que su gran miedo era posiblemente el gran miedo de toda la familia, que mi tío quedara en coma durante un tiempo indefinido pues entonces habría que ver cómo nos las íbamos a arreglar.
Precisamente, unos días antes había estado yo dándole vueltas al caso de Eluana Englano. Es un caso muy diferente pero ante la posibilidad de que ocurriera algo parecido, no pude sino darle la razón al padre, a pesar de que en su momento yo mismo defendí que esa solo era la solución más fácil.
Y es aquí donde llego al título de esta entrada. En el caso de mi tío, vivió como una persona "normal" hasta aproximadamente los 18 años. Luego tuvo unos años en los que la enfermedad se fue manifestando y por último, prácticamente 20 años en los que realmente era una persona que vivía porque, esa máquina que somos, todavía podía seguir funcionando de forma más o menos independiente. Es decir, aproximadamente la mitad de su vida sin ningún tipo de objetivo más que el de coger un cigarro para fumárselo en un segundo o beber litros y litros de agua.
En este tipo de situaciones es cuando uno no es que entienda pero sí que encuentra otro sentido a aquello de sacrificar a los hijos deformes que hacían los espartanos. Este tipo de eugenesia, tan criticable (sobre todo en nuestros días) evidentemente no podía ser 100% mala. De hecho, el pensamiento único actual se decanta curiosamente por que el aborto sea bueno, la eugenesia "adulta" sea mala y luego la eutanasia otra vez buena. Sin duda asuntos demasiado complicados como para tratarlos en un par de líneas en un blog.
Como decía, en un caso así se pregunta uno qué sentido tiene la vida o al menos ese tipo de vida. Evidentemente el que algo no tenga mucho sentido no significa que haya que acabar con ello, faltaría más. Entre otras cosas, ya lo decía Gandalf en el Señor de los Anillos en lo que probablemente ha debido ser uno de los alegatos más poderosos en contra de la pena de muerte; algo así como: "Muchos de los que viven merecen la muerte y algunos de los que mueren merecen la vida. ¿Puedes devolver la vida?. Entonces no tengas prisas por condenar a muerte pues ni el más sabio de los sabios conoce el final de todos los caminos."
Es decir, lo mismo resulta que un esquizofrénico en uno de sus momentos de lucidez salva a una persona o en uno de los momentos de locura corta el dedo de Frodo y el Anillo se destruye en el Abismo del Destino ... por poner dos ejemplos muy tontos. Pero en cualquier caso el sentido de una vida así parece encadenado al azar: a ver si da la casualidad y tiene sentido. Posiblemente en la mayoría de casos nos encontraremos con que, en un caso como el de mi tío, descansa él y descansa la familia.
Un saludo, Domingo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario