Independientemente de esas cosas que ya empiezan a tomar un carácter monótono por lo repetitivo, (como pueden ser el levantarse temprano los lunes, coger primero un vuelo, luego el otro, luego el taxi, trabajar, salir tarde, descansar unas horas, empezar el martes, trabajar ...) sí que hay cosas que van cambiando de una semana a otra.
Una de ellas es la obra, que sigue sin prisa pero sin pausa. Con un poco de suerte, para final de mes podría estar, si no lista, casi lista. Otra de ellas es la lectura. El ritmo actual es de aproximadamente un libro por semana y creo que casi lo mejor de todo es que el ritmo de lectura está resultando bastante parecido en cualquiera de los tres idiomas que procuro alternar. En este sentido, he notado un cierto salto de calidad en el francés ya que poco a poco voy sacando palabras por el contexto y voy ampliando mi vocabulario.
Es un enfoque totalmente diferente a cuando empecé a leer en inglés, que lo buscaba todo, absolutamente todo en el diccionario. Con el francés pensé hacer lo mismo pero, claro, llevar el diccionario encima en todo momento cuando vas viajando en avión no es quizás la mejor elección. De todas formas, estoy bastante contento con la progresión.
Volviendo a la lectura en general, de los libros que llevo leídos la verdad es que algunos están bien, otros son más que prescindibles pero también los hay que son simplemente geniales ... o al menos a mí me lo parecen. En cuanto a libros, siempre he preferido los clásicos a los best-sellers puntuales porque por alguna razón han debido convertirse en clásicos. Ciertamente han podido serlo porque han gustado a gente con gustos diferentes a los tuyos y a mi mente vienen de forma más que clara Guerra y Paz, que se me hizo insoportable, o las obras de Kafka. Pero no ha sido el caso en los dos de los que voy a hablar.
El primero, tras mucho tiempo ¿cómo no? escuchando hablar de él, lo tenía encolado pero hasta ahora no me había decidido a cogerlo, ayudado también por el hecho de que no es muy voluminoso y se convierte en un libro de viaje perfecto. El libro no es otro más que 1984 de Orwell.
La verdad es que empecé a leerlo y no me terminaba de convencer. Tampoco sé si me vi influenciado por la aversión al Gran Hermano televisivo pero la verdad es que me parecía un tanto curioso, ingenioso para su época (aunque parece ser que se basó en otra novela parecida) pero tampoco mucho más. Pero de la mitad hacia adelante, más o menos, me encantó. En particular el trozo donde explica cómo está concebida esa sociedad y por qué funciona así. Por no hablar del final cuando se ve toda la esencia del sistema.
No voy a destripar el libro, como tampoco lo hacía en el otro blog que había para ello y además creo que con esa pequeña descripción de lo que sentí al leerlo es suficiente. Lo realmente importante fue lo que realmente sentí tras leerlo y no es otra cosa que lo que muchos otros han escrito después (ahora lo sé) diciendo que o bien nos estamos encaminando realmente a una sociedad de ese tipo, o bien que sus predicciones solo se han cumplido a medias.
Y no solo eso sino el miedo y no sé si el convencimiento de que casi es imposible que no sea así. Su análisis del poder me parece tan lúcido que ahora mismo no puedo pensar en ningún fallo. Por poner ejemplos reales, el obvio de Cuba o el incipiente de Chávez como personas a las que no les debe interesar el dinero sino el poder. En África, por otro lado, da la sensación de que muchos de sus dirigentes llegan por las armas y se preocupan más en enriquecerse ellos que de otra cosa.
Eso, ayudado por los intereses económicos de la zona y algún que otro traficante de armas hará que unos años más tarde llegue otro ejército que haga lo mismo. Bueno, posiblemente se trate de un análisis muy superficial y erróneo, tampoco es que me preocupe en exceso, pero mientras leía el libro me pareció todo tan evidente ...
Después de haber leído libros sobre virus que mutan y conviertes a mantin en megamantis, (que para echar el rato están bien, pero que son a la literatura lo que los efectos especiales al cine) un libro que realmente te haga ver cosas o al menos preguntártelas es todo un cambio.
Y está el segundo libro que no tengo muy claro si lo he leído o lo he releído. Lo he releído en el sentido de que ya lo leí siendo un niño, pero lo he leído en el sentido de que esta vez lo he hecho en su idioma original (algo que quisiera hacer con todos los libros, claro está). Se trata de "De la Terre à la Lune" de Jules Verne. Hará un mes o así, cambiando de avión en París, entré en una tienda Relay y me encontré con una edición que habían sacado para conmemorar el cuarenta aniversario de la llegada del hombre a la Luna. Es un pequeño estuchito con dos libros de bolsillo, "De la Terre à la Lune" y "Autour de la Lune". Bueno, tal como se puede ver en la
wikipedia, el título original es "De la Terre à la Lune, Trajet direct en 97 heures 20 minutes".
Tras acabarlo, recordé que cuando lo leí por primera vez me quedé con la intriga de qué pasaría después. Ahora, probablemente más de veinte años más tarde, lo sabré pues para eso está el segundo volumen. Pero bueno, no ha sido eso lo que me ha llamado más la atención. Lo que me ha llamado la atención es la cantidad de conocimientos que tenía ese hombre con menos de 30 años, hace tantísimos años y sin la wikipedia a mano.
Una vez me dijeron que el conocimiento es sexy. No sé si será verdad pero si lo es ese hombre tenía que ser el Cristiano Ronaldo de la época :-). A decir verdad, supongo que en todas las épocas hay y ha habido gente como Julio Verne pero el caso es que él tuvo la visión, los conocimientos y escribió ciencia en vez de ciencia ficción (o lo que sea lo de los virus y las mantis gigantes).
Además, al final del libro venía una pequeña biografía que resultó ser también de lo más interesante. Se enamoró de una prima con 14 años, emprendió un viaje a no recuerdo qué lugar remoto con la intención de llevarle un regalo muy especial. Su padre consiguió detenerlo en el último momento y despechado prometió no viajar sino en sueños. Estudió derecho (y supongo que la formación integral de entonces le enseñaría también matemáticas, física, química ...), se casó con una viuda de 26 años o así que tenía dos hijas, trabajó en la bolsa (lo enchufó su suegro), se metió en política, le pegaron dos tiros no se sabe muy bien por qué ...
Si algún día tengo mi propia mini-biblioteca, Julio Verne debería estar más que presente ... y ojalá mis hijos también lo lean y les guste, claro.
Un saludo, Domingo.
Independientemente de esas cosas que ya empiezan a tomar un carácter monótono por lo repetitivo, (como pueden ser el levantarse temprano los lunes, coger primero un vuelo, luego el otro, luego el taxi, trabajar, salir tarde, descansar unas horas, empezar e...